El FIN del las lámparas halógenas en Europa
La Unión Europea (UE) comienza a apagar la luz de las lamparas halógenas, con la entrada en vigor, ayer, de la prohibición de poner a la venta las menos eficientes, como los focos que a menudo se utilizan para iluminar cocinas o comercios.
Este paso es uno más dentro de los esfuerzos de Bruselas para tratar de reducir al máximo la cantidad de electricidad que se consume cada vez que cualquiera de nosotros pulsa un interruptor.
La estrategia pasa por promover el uso de las lamparitas LED en detrimento de las halógenas, que aún se podrán seguir encontrando en las tiendas, incluso las afectados por la prohibición que entró en vigor, ya que ésta permite a los comercios vender las que tenían en sus estantes, pero no aprovisionarse de nuevos pedidos.

Las LED, más durables
Las LED hicieron su entrada en los mercados como una innovación tecnológica que prometía una revolución energética una vez que su precio inicial se abaratara, el cual ha caído ya, por ejemplo, un 85 por ciento. Pero, además, las bombillas LED tienen la ventaja de ser mucho más durables que sus primas halógenas, con una vida útil de media de entre 15 y 20 años de uso, y de abaratar la factura eléctrica de sus usuarios.
«Las LED son ahora pan comido para los consumidores. Un foco típico halógeno cuesta 1,76 euros respecto a los 5,86 euros de un LED de alta calidad y regulable con la misma luminosidad, pero las primeras fallan tan rápido que se necesitan diez para igualar la vida de un solo LED», afirma la ONG European Enviroment Bureau.
El fin de las omnidireccionales
Las despedida a las halógenas, muy apreciadas en ciertos hogares por su luz tibia y cálida frente a la mayor frialdad de las luces LED y de las fluorescentes, será más notable en dos años exactos, cuando en Europa se prohíba también la venta de este tipo de lamparitas no-direccionales, es decir, tanto las que tienen forma de pera y se utilizan en habitaciones, como las que se utilizan en proyectores.
Estos tipos de lámparas halógenas emiten luz en todas las direcciones, como las bombillas tradicionales, y han sido muy utilizadas para reemplazar a las antiguas lámparas incandescentes, por lo que Bruselas propuso a los países retrasar hasta septiembre de 2018 su prohibición, convencida de que era necesario dar más tiempo a los consumidores para adaptarse al cambio a los LED.
Las hermanas de los halógenos, las lamparitas incandescentes que Thomas Alva Edison perfeccionó, ya fueron apartadas de las tiendas y supermercados hace cuatro años.
En 2012, la UE dijo adiós a las incandescentes, aunque lo hizo en un proceso gradual que comenzó en 2009 con el propósito de contribuir al ahorro energético y a la reducción de emisiones contaminantes a la atmósfera.
La Comisión Europea (CE) calculó entonces que con esta medida se alcanzará un ahorro anual de 40.000 millones de kilovatios hora (KWh) a partir de 2020, una cifra que equivale a la demanda eléctrica de once millones de hogares.
Los LED ya están muy presentes en distintos ámbitos. Así, la multinacional sueca Ikea recomienda para sus lámparas de diseño nórdico esas lámparas que son, además, las únicas que venden en sus establecimientos, iluminados con esta tecnología.
Su uso es tan extendido que el Vaticano, por ejemplo, ha optado también por la luz de los LED para la alumbrar las pinturas de su Capilla Sixtina, mientras que en otro tipo de templo moderno, el estadio de fútbol del Bayern de Munich, se ha decidido por la misma solución.
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